Le diré poco porque para decir mucho no alcanza el tiempo. Cuando empezó la violencia, el ejército se fue a violar a las mujeres, todas las mujeres bonitas fueron violadas. Las extensiones de milpa, el ejército llegó a machetear, terminar. Entonces la gente se enojó. Todos nosotros por noticia sabemos todo eso, pero aquí todavía no hay. Mi hijo Carlos era enfermero técnico en salud rural y estaba trabajando en un puesto de salud. Pero ya la guerrilla se esparció, se vino por aquí. Entonces un día entraron a robar medicina. Ahí ya el ejército y el alcalde le dijeron a él que él es un guerrillero. Él permitió cuando entraron de la guerrilla allí, entonces ya se vino la información mal contra él. Él se dio cuenta y se fue a trabajar en una finca, en salud. Hay mucha violencia allí también. Buscó trabajo, se fue. Él vivió en la capital. Pero un día, el 30 de junio, no el 5 de junio del 85 fue secuestrado. Los secuestradores eran de la G2.
Entonces a los pocos días nosotros estamos buscando pero no lo encontrando, llorando, para arriba y para abajo. De ahí el jefe, buscó manera también. Entonces fue torturado cruelmente hasta los tres días dicen que no le encontraban ningún delito. Pero ya para morir lo pasaron al cuartel general del ejército. Entonces nosotros estamos haciendo ese negocio, pero a última hora dijeron que ellos no tienen la culpa pero la persona inteligente no la podemos soltar, se tiene que matar porque si no ellos van a divulgar.
Nosotros luchamos ahí un año, pero nada, nada del ejército. Al año supimos que estuvo en el cuartel de Chimaltenango. Ahí nos dimos cuenta que fue muerto. Ahí se quedaron desaparecidos. ¿Los mataron en Chimaltenango? ¿O están vivos? Nosotros todavía con la esperanza de que talvez regresen un día o ya está muerto, eso no lo sabemos. Es esto lo que nosotros hemos sufrido.
Fuimos como dos años a la morgue de Guatemala. Hay muchos cuerpos ahí torturados y matados, pero no lo encontramos. Un evangélico, hicimos negocios y se fue a buscar en el libro donde está apuntado los muertos por parte del ejército y dijo que no encontró los nombres de mis hijos. Así es que no hizo nada, solamente esa información. No sé si es verdad del señor.
Como [mi yerno] trabajaba en la cooperativa, Unión Campesina, y entonces al que trabaja allá lo tildan de comunista. Cuando estaba ahí hizo un proyecto de exportación de coliflor, brócoli y arracachina. Pero como estaba en el grupo de los campesinos pensaban que él era un líder que le están enseñando a ser comunista o guerrillero o subversivo. Entonces ahí lo persiguieron. La policía. Y ahí es cuando huyó. Él se quejó con tal fulano: ‘Qué estoy haciendo, estoy trabajando, y por qué me persigue la policía’. Entonces este señor se vino a hablar con el jefe del grupo y le dijo que por qué persigue a este señor si está trabajando. Entonces lo dejaron. Al año cuando el ejército viene a su casa y allí no está pero lo persiguieron y lo cogieron. Ésta es la gran culpa que él tiene, que está trabajando, que es estudiante de derecho. Ése es el gran delito que mis hijos cometieron.
En el 85 y en 86 yo abandoné aquí y estuve por ahí buscando a mis hijos, por aquí, por allá, con hambre, sin nada. Entonces, en el 87 ya me vine por aquí y escribí esto y reclamé directamente en el Palacio. ‘Por la verdad murió Cristo, pero yo los reto a ustedes a ir al tribunal de Dios. Y ahí sí es justo, que si mis hijos son criminales, o son ustedes los criminales, así que lo más que les puedo decir es que los reto ante el tribunal de Dios’. Eso les dije pero no me hicieron nada y aquí estoy todavía.
Dije: ‘Señor Presidente de la República, Señores Ministros, Ministro de la Defensa, Generales Oficiales del Ejército… ¿y la conciencia? porque son ustedes los que secuestraron a mis hijos, a ustedes la conciencia, si creen en Dios o si saben que hay Dios, hay tiempo todavía de soltar a mis hijos. Y como la Biblia’ yo saqué la Biblia, ‘porque los que se pasan por cristianos como Ríos Montt…’. Así es que les dije eso y aquí estoy vivo todavía.
Mi otro hijo se dio cuenta una noche que el ejército ha pasado mucho, entonces él huyó mejor. No sé si psicológico o también lo tienen perseguido. Él se fue a vivir 20 años en cierto país. Y por esa razón, gracias a Dios, como salió, ahora ya regresó y está vivo ahora, hasta que la paz llegó, pero como diez años después de la paz… porque cuando firmaron la paz siguieron matando gente.
Nosotros lloramos con ese panorama muy triste. Ya mi hijo lo tengo por muerto. Un sacerdote llegó y nos pusimos a hablar del secuestro de mis hijos. ‘¿Cuántos hijos tiene?’, me dijo. ‘¿Todos están aquí?’ No, dos fueron secuestrados y un yerno, pero el otro no fue secuestrado sino que huyó de aquí. Entonces él me dijo si yo sabía de él, si estaba vivo o muerto. No sé, no le puedo decir nada. De ahí sacó unos portafolios y me dijo: ‘Conozco a ese señor’. ‘¿Mi hijo está vivo?’ Así es que aquí está una carta. No sé que hacer. Pero mejor que no regrese hasta que aquí no haya paz. Después de unos años ya nos comunicamos y me fui a buscarlo y lo encontré. Recuperé un hijo. Los otros dos… no aparece nada.
¿Qué voy a hacer?, así es la vida. Pero aquí en Guatemala decimos que vayan a pelear con los guerrilleros que están en las montañas, que tienen armas. Pero no con las personas que están en las casas. Yo también estoy enojado. El alcalde que lo mataron aquí porque el comandante del ejército es el que mata a todo el pueblo. Yo también tengo mi lista negra de la gente y le ruego a Dios que no pase nada. El ejército aquí ya no son humanos, son salvajes porque ellos creen que son los dueños de Guatemala o dueños de la vida. Ellos no respetan a Dios.
En fin así es pues de que ahora ya no lloramos mucho de día, pero a veces en la noche mi señora me dice: ‘Despierta, despierta, ¿por qué estás llorando?’ En sueños lloramos, en la noche. De día y de noche siempre con lágrimas. Todavía hay ciertas canciones que ellos gustaron, mi señora no sé qué noche oyó una canción. ‘Ésta es la que pone mi hijo’, y empezó a llorar. Estoy seguro que yo jamás olvidaré hasta la muerte.
Como yo soy cristiano católico, siempre los sacerdotes me llaman y me fortalecen. Porque un día me iban a decir quiénes fueron los acusadores, pero yo no quise porque al ver sería molesto. Mi conciencia tranquila, no importa que yo llore de día o de noche.
El panorama de Guatemala es triste y por eso ninguno en Guatemala que lo aprecian en los Estados Unidos. Los españoles también masacraron a mi raza, quitaron nuestro oro, nuestra tierra. Nosotros somos pobres y los hijos de los españoles se apoderaron de todas las fincas, ya más de 500 años y todavía llegaron otra vez a matarnos. Uno piensa, como dijo un señor, que nosotros los indígenas somos unos santos. Nosotros no somos los matones, no somos los malos, pero ahorita si yo tuviera armas yo los mato. Nosotros nacimos buenos pero con lo que nos hicieron y ahora somos rebeldes porque ya no aguantamos lo que nos hacen.
A lo mejor Carlos aparece un día, pero…